En esta ocasión como les comenté
les dejo una segunda carta que recibí y es básicamente la respuesta de la epístola
escrita por CHIRISTIS y es una respuesta de un amigo de él.
No tengo el gusto de conocerlo,
de hecho nunca he sostenido ni siquiera comunicación vía mail, twitter,
facebook, foursquare, ni ningún otro medio físico o eectronici por lo que se me
hace muy simpático que yo sea digamos causante en parte de esta discusión.
Durante unos momentos estuve muy
tentado a contestar con una tercera carta, básicamente porque en varios
lugares, primero CHIRISTIS me negó tanto de la actual existencia de un servidor
y de la conversación en la cual se basa todo este arguende, ahora Victor (Autor
de la segunda carta) me llamo “Inadaptado” (Generalmente espero hasta la
segunda cita para darnos este tipo de confianzas, que tipo de Ingeniero creen
que soy) además de muchas otras cosas pero se me hizo de lo más injusto ya que
de ser así ellos, mis amigos deberían tener DERECHO DE REPLICA, es decir
defenderse o al menos expresar si está de acuerdo o no con mi carta, pero como
veo difícil que esto suceda mejor dejémoslo así y debo buscar una ocasión para
departir con un buen vino y viandas adecuadas a esta reunión. Sin más les
adjunto la famosa segunda carta:
DE LA EXTRAÑA CONJETURA DEL BOLILLO
A LOS RETORCIDOS CAMPOS MÓRFICOS
EN LA MENTE DE LOS AMIGOS
DE DON SUSANITO.
Víctor Barrera.
En la
medida en que las leyes de la matemática
se refieren a la realidad,
no son
ciertas;
y en la
medida en que son ciertas
no se
refieren a la realidad.
Albert Einstein (1879-1955).
Comenzaré por decir que leí con agrado el
documento que recibiera directamente de manos de Don Susanito: la extraña conjetura del bolillo. A
medida que iba leyendo la razón que
movía su angustia, ésta fue haciéndose mía. No conozco al bolillo, pero supongo que debe ser un inadaptado al igual que el resto de los amigos de Don Susanito.
Pero vamos por partes:
CAMBIO DE PARADIGMA
A principios del siglo XX los físicos más
connotados de la época se reunieron en diversos foros a nivel mundial. Había
personalidades tan destacadas como Einstein, Heisemberg, Schröedinger, Bohr,
etcétera. Todos ellos reunidos a causa del aguafiestas
Max Planck quien con su Teoría de los
Cuantos revolucionó la mente de los científicos. Inicialmente diseñada para
explicar la naturaleza de la luz, la teoría cuántica se extendió más allá y
buscó explicar también la naturaleza de la materia. El Sancta Sanctorum atómico
fue escudriñado a través de esta nueva teoría. Las conclusiones fueron
sorprendentes: resulta que la esencia de la naturaleza no era como hasta
entonces había sido concebida. El átomo no tenía una fragmentación precisa a la
manera de la teoría clásica de la física. Ni siquiera su existencia podría ser probada a la manera de Newton. La Mecánica
Cuántica echó por tierra todas las bases de la racionalidad científica basadas
en el paradigma cartesiano. Las cosas no estaban tan separadas como se pensaba. Ni parecían tener una independencia.
Más bien al contrario, la naturaleza de la materia parecía estar íntimamente
relacionada. Sólo en apariencia, en el universo macrofísico las cosas tenían su
independencia.
A partir de estas nuevas concepciones de la
ciencia, los físicos entraron en crisis. Ni siquiera el mismo Einstein pudo
salvarse. Renuente a aceptar un nuevo universo donde la probabilidad de existir era parte de las discusiones y la incertidumbre, pan de todos los días,
acuñó su frase célebre de “Dios no juega
a los dados”.
Así las cosas, el mundo científico tradicional
se vino abajo. Todas las áreas de la ciencia basadas en el mecanicismo se
vieron envueltas en escándalo. El
nuevo paradigma (holístico) se contraponía con el clásico (determinista,
positivista). Las palabras de Tomas S. Kuhn vendrían 40 años después, a
explicarnos el concepto y nos mostrarían los sucesos que acompañan a un cambio de paradigma.
A partir de toda esta revolución científica
aparecieron físicos cuánticos que se sumaron a la tarea de entender este nuevo
paradigma. Entre ellos vale la pena mencionar los trabajos del Dr. David Bohm.
El mismo Heinsenberg hablaba de que la ciencia entera debía reconstruirse.
Parte de dichos cambios llegaron a todos los
campos de la ciencia, la Biología incluida.
Dentro de estas nuevas formas de análisis científico se encuentra la teoría de los campos de resonancia
mórfica.
LA TEORÍA DE LA RESONACIA MÓRFICA
Propuesta por el Biólogo inglés Rupert
Sheldrake, la teoría de los campos de
resonancia mórfica ha sido condenada por la comunidad científica mundial.
Incluso una revista tan prestigiada como Nature
no tuvo empacho en clamar su libro como “uno
de los mejores candidatos a la hoguera en muchos años… y definitivamente una
aberración intelectual”. Los hechos pasados demuestran y Kuhn lo había
dicho antes, que cuando una nueva teoría cimbra las bases de la comunidad
científica, no resulta extraño que sea fuertemente criticada.
La teoría de los campos de resonancia mórfica
dice que cada especie tiene un campo de memoria propio. Este campo estaría
constituido por las formas y actitudes de todos los individuos pasados de dicha
especie, y su influencia movería a todos sus individuos futuros. Cada especie
animal, vegetal o mineral, posee una memoria colectiva a la que contribuyen
todos los miembros de la especie a la cual conforman.
El libro de Sheldrake fue publicado en 1981 con
el nombre de Una nueva ciencia de la vida.
Sus bases partían de lo nuevos conceptos de la ciencia basada en el paradigma
holístico.
LA TEORÍA DEL CAOS, DON SUSANITO, EL BOLILLO Y
YO.
Las nuevas condiciones de unicidad que demanda el nuevo paradigma, más la hipótesis de
Sheldrake, nos obliga a especular sobre
la existencia y la naturaleza de la vida en forma diferente. Al existir un campo de resonancia humana, los
habitantes de este planeta, los seres humanos estamos irremisiblemente
interconectados, ligados, en constante comunicación inconciente. Al igual que
las cuerdas de una guitarra puesta sobre una mesa empiezan a vibrar cuando cerca de ella se toca otra, los seres humanos vibramos y nos armonizamos con aquellos
otros seres puestos en la misma frecuencia. Entonces no resulta extraño que Don
Susanito puesto en una escala de vibración específica, se tope de pronto con
hechos o temas aparentemente casuales. Él los ha estado atrayendo de forma inconciente, pero no porque su mente se
encuentre más abierta, como decía uno de sus amigos, sino porque el nivel de
vibración armoniza con aquellos autores cuyas lecturas le son necesarias. Por
supuesto que es difícil de entenderlo más para una mente forjada en los
crisoles de paradigma cartesiano. Finalmente el bolillo no estaba tan perdido cuando decía que las cosas se
suceden en pares o triadas o demás. Los seres humanos tenemos una vibración
constante que nos identifica con los demás seres pertenecientes a ese campo de
resonancia.
Pero si aún existe la duda (a la que se tiene
derecho por tener un cerebro), analicemos en términos matemáticos (ciencia
dura): ¿qué probabilidad existe de que Don Susanito o el bolillo encuentren un texto donde se nombren personajes con ciertas
características en común, o dos o tres damas paseen por un mismo lugar, a una
cierta hora, con un tipo de zapato particular? A menos que me equivoque las
probabilidades irían de 1 en 1000 o más ¿cierto? Entonces bien podría atreverme
a decir que la casualidad no existe,
porque la probabilidad de que un hecho se dé en cierto momento, en ciertas
condiciones es mínima ¿no es así?
Para rematar, resulta que a la luz de este
nuevo paradigma nace otra curiosa teoría: la
teoría del caos. Dicha teoría dice a grandes rasgos que el azar tal como tradicionalmente lo
conocemos no existe. Se trata más
bien de fenómenos altamente complejos que obedecen a funciones matemáticas
igualmente complejas. Se dice que el azar y el caos, son sucesos complejamente ordenados. Así la aparente
caída de la lluvia, las lengüetas de
fuego de una hoguera, el incesante humear de un cigarrillo, no es suceso al azar, sino es un
movimiento perfectamente ordenado, pero que debido a su complejidad parece como
si fuese al azar.
Por tanto, las nuevas teorías del universo
tarde o temprano nos obligarán a incluir en el diccionario de uso cotidiano
palabras como incertidumbre, caos, y tendremos quizá que eliminar otras como
coincidencia, azar y determinismo ¿no lo creen así?
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